jueves, 11 de junio de 2009

Pudor

Solo hay un lugar en el mundo, las farmacias, donde pronuncio la palabra preservativo en lugar de condón, es por pudor sí y por mantener, no sé yo qué distancias aledañas al mostrador con el farmacéutico o los mancebos. A veces no digo ni preservativo sino déme usted una caja de 50 de tal marca o de cual para obviar tales palabras. Es ridículo, con esos parámetros parezco una especie de Jowie, el de friends, pero ya no sé si era verdad o no. Bueno, a lo que iba, como decía el sicólogo o el poeta “la verdad intrínseca del ser o de la realidad está en lo que no se dice, en lo que se esconde”, y más aún si es consciente. Ahí tenemos los ministerios de defensa, las parejas sentimentales, o se murió de una larga enfermedad que esconden ministerios de la guerra, novios y cánceres, puras convenciones ligüísticas y enredaderas, asentadas en la realidad como en mí el preservativo, palabras-mentira que esconden miedos y fingimientos varios. Psicoanalizándome he llegado a la conclusión de que aquel guante de latex que se quedó pegado a mis manos por culpa del superglú cuando no era más que un pequeño efebo ha causado más estragos en mi vida que haber repetido tercero de BUP y COU, el escenario al que me enfrenté intentando escribir versos lo corroboró en poemas cerrados y oscuros, hasta estos días en los que intento contar en mi blog, ya lo hicieron mis poemas, lo que esconden las palabras y la realidad, en lugar de esconderlas en ellas, algo que no me da mucho pudor, la verdad. Por esto, por dar un paso más, la próxima vez que vaya a la farmacia enarbolaré la palabra condón aunque solo sea por ir en contra del papa y superar al fin el trauma… aunque me cueste pudor y lágrimas.

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