lunes, 30 de marzo de 2009

Redes sociales y poesía

Andaba navegando por la red ajeno a mi voluntad una tarde como otras de las que me gustaría pasar escribiendo un poema o avanzando en mi novela. Es complicado, me excuso, porque duermo seis horas o menos al día, trabajo de lector, que conlleva ocho horas de lectura, almuerzo tarde, sobre las cinco, por lo que la digestión se hace pesada, y mi autoobligación, casi obsesiva de escribir a la sobremesa, comienza con ánimo pero se diluye en distracciones culinarias, telefónicas o vista cansada. Aun así tengo buenas tardes.
Recientemente y después de varios meses recibiendo invitaciones para adherirme a facebook decidí inscribir mi perfil en la red social por antonomasia. Desde entonces no he dejado de encontrar páginas y más páginas realmente interesantes. De hecho, hoy mismo he encontrado http://criticadepoesia.blogspot.com/, un blog capitaneado por Addison de Witt, heterónimo “pentacéfalo” de cinco poetas anónimos, que contracritican la poesía que se critica en suplementos culturales de los periódicos de mayor difusión españoles. Y además de que han llegado a influir en la poesía y en los poetas, en vista de la cantidad de comentarios recibidos, de gran retórica expositiva y conocimientos poéticos, hacen autocrítica: creen que no lo han hecho bien, y en la valía o no del blog se centra el debate de su última entrada. Apuesto que entre las más de diez mil visitas mensuales que reciben, seguro está la página en la pestaña de favoritos de editores y críticos, muchos opinan lo contrario. Yo que he llegado el último así lo creo. Hacen falta lugares como estos, sin intereses económicos ni publicidad, movidos por la pasión y la objetividad, para la subjetividad está el establishment. Las personas se encuentran, se miran a los ojos y piensan si la sinceridad debe molestar o no. Alguien habrá por estas redes, acicalado bajo alguna máscara adulando a diestro y siniestro sin razones, no lo dudo. La poesía se aprende, aunque juegue en ella un gran papel la personalidad del poeta, y Addison de Witt a base de construir párrafo a párrafo críticas variadas en matices enseña lo que está en sus diez manos, bien o mal, eso depende, como en todas las esferas de la vida, del receptor.

martes, 24 de marzo de 2009

MICROCKRELATOS Jersey girl/ La chica del jersey

Como la humedad, que ocupa el largo y ancho del espacio que ocupa la ciudad, la música que salía del edificio de Alvarado st encharcaba más de un oído en el desorden de ruidos de Pomona, California. Así se siente Lucy cuando coloca un vinilo de Tom Waits sobre el giraplatos, confortablemente húmeda: sobresale por encima de la cresta de una ola sonora, en el otro extremo del país, Alaska.

Esa misma mañana una furgoneta aparcó frente al edificio. Dos hombres bajaron de ella, uno fumando, el otro mirando el reloj, parecían uno solo. Se adentraron en el portal y aparecieron en la calle algo crispados, debido a la acalorada discusión que aparentaban sostener. Desaparecieron tras la furgoneta y tras el espectro del calor y de la gasolina sobre el asfalto. De repente, desde una ventana de la fachada oeste del edificio un inquilino arrojó un bafle sobre la acera reventando en añicos la caja de reverberancia y el capó de un coche aparcado. A este le sucedieron varios estruendos de otros altavoces más contra el suelo.

Al otro lado del país Lucy empuña las mangas del jersey, lo retuerce cada ocasión que recuerda una promesa, una especie de peregrinación, viajar en autobús a California.

De los hombres que eran uno nunca más se supo. Ni se los relacionó con el acontecimiento de los altavoces. Solo los vi yo.

En Alvarado st cantan varias personas la llegada de su Mesías. Cantan como un palo de lluvia.