lunes, 29 de junio de 2009

Confesión y excusa

Incansablemente, día tras día, folio a folio, reúno mis memorias reales y ficticias, me cuesta sobremanera discernir las unas de las otras, me levanto de la silla, escucho algo de música, leo el periódico, y el libro toma otro rumbo, voy hacia Córdoba, cuatrocientos kilómetros dándole vueltas a la vida, a la novela, a la estructura, al final, a la trama, me pierdo en este derrumbe de sentidos urdidos de deseo, y la desgana aparca el libro. Salgo de mí. Me siento en otra silla fuera de mí, uno que escribe y otro que observa. No sé lo que escribe esa persona. Intuyo, por lo que tarda en avanzar en la línea, que se ha desconcentrado. Ahora enciende un cigarro. Gestos en torno al humo. Una ligera tos. La tecla de borrado gana terreno a la frase. Varios minutos mirando a la pantalla, intercalando reojos a la ventana. La tarde cae en tonos violetas, azules y blancos. Algún gris. El frío entra en la habitación aunque esté cerrada a cal y canto. Estoy abrigado, pero la quietud enfría el ambiente. Apaga el cigarro. Se levanta y sale de la habitación. Vuelve hacia el ordenador con una idea vaga que intenta plasmar pero no mueve ni un solo dedo sobre el teclado. El cursor parpadea, se da cuenta, nos damos cuenta, enseguida con esa idea escribe tres puntos suspensivos…perdón por la ausencia

lunes, 15 de junio de 2009

Reencuentro

Recién llegado a casa de un viaje de varias semanas o varios meses cuesta reconocer al primer contacto visual a la persona que dejaste esperando noticias tuyas. No hay tiempo de dar explicaciones a lo inmediatamente visible: el límite del amor está en el campo sensorial compartido y momentáneo y fuera de él no hay nada. Ambos habéis crecido por vuestro lado durante este tiempo, habéis seguido distintos ayunos y actividades y fundamentalmente habéis estado sometidos a distintas presiones vitales. El encuentro está presidido por unos nervios incontrolables que se sueltan en una primera palabra, en un primer abrazo que hoy no recuerdas, probablemente un hombre y una mujer desconocidos que intercambian un cómo estás o un he pensado mucho en ti. La complicidad puede quedar almacenada en esa vida paralela que decidiste no acompañar con tu cuerpo. Te cuesta articular palabra y aún más explicarle que para ti ya no es la misma persona, es una versión corregida de su yo tuyo anterior, ahora para ella y sus necesidades, y no para ti. Es recíproco el interés por establecer comparativas entre el antes y el después, su pelo ha cambiado y sus cejas y el entorno de su cara, ahora más definido y maduro, pero vivirlo en primera persona es aterrador, es terrible la noche previa, el camino hacia el lugar de reencuentro, cuando no se puede escapar a la cita con esa muerte anunciada. La vida se puede compartir o no, a veces se elige la soledad por necesidad o por capricho, cuando despertamos o cuando dormimos lo decidimos, y no sin cierta duda: la inexorable lección de que solo nos tendremos a nosotros mismos frente al espejo.

jueves, 11 de junio de 2009

Pudor

Solo hay un lugar en el mundo, las farmacias, donde pronuncio la palabra preservativo en lugar de condón, es por pudor sí y por mantener, no sé yo qué distancias aledañas al mostrador con el farmacéutico o los mancebos. A veces no digo ni preservativo sino déme usted una caja de 50 de tal marca o de cual para obviar tales palabras. Es ridículo, con esos parámetros parezco una especie de Jowie, el de friends, pero ya no sé si era verdad o no. Bueno, a lo que iba, como decía el sicólogo o el poeta “la verdad intrínseca del ser o de la realidad está en lo que no se dice, en lo que se esconde”, y más aún si es consciente. Ahí tenemos los ministerios de defensa, las parejas sentimentales, o se murió de una larga enfermedad que esconden ministerios de la guerra, novios y cánceres, puras convenciones ligüísticas y enredaderas, asentadas en la realidad como en mí el preservativo, palabras-mentira que esconden miedos y fingimientos varios. Psicoanalizándome he llegado a la conclusión de que aquel guante de latex que se quedó pegado a mis manos por culpa del superglú cuando no era más que un pequeño efebo ha causado más estragos en mi vida que haber repetido tercero de BUP y COU, el escenario al que me enfrenté intentando escribir versos lo corroboró en poemas cerrados y oscuros, hasta estos días en los que intento contar en mi blog, ya lo hicieron mis poemas, lo que esconden las palabras y la realidad, en lugar de esconderlas en ellas, algo que no me da mucho pudor, la verdad. Por esto, por dar un paso más, la próxima vez que vaya a la farmacia enarbolaré la palabra condón aunque solo sea por ir en contra del papa y superar al fin el trauma… aunque me cueste pudor y lágrimas.

martes, 9 de junio de 2009

Llegar al propio país

Existe un museo de la inmigración en Barcelona y por lo que veo en google uno de la emigración gallega en Buenos Aires, cada loco con su tema y con sus homenajes; cada día cierran sus puertas y se quedan en silencio, olvidando las razones económicas que las propiciaron, siempre el hambre, de lo que sea, maldita hambre. En el museo de Barcelona van a exponer próximamente y restaurados los trenes que llevaron a los primeros inmigrantes andaluces a Cataluña, me los imagino atestados de familias con lo puesto, cuidando de sus pertenencias, los pequeños ahorros de toda la vida, maletas abolladas y un desconocimiento enorme, sobre todo, insonorizado y en blanco y negro del futuro. Todos en el sur conocemos a alguien que iba allí, como si de todos los sures del mundo salieran trenes que crujen en lugar de llorar al pasar por estaciones de pueblo desvencijadas y lejanas, lo sabemos los del sur. Guardando las distancias hoy vuelve a pasar lo mismo, los trenes que antes tardaban veinticuatro horas en cruzar España ahora lo hacen en apenas cinco, las familias que antes abandonaban sus casas solo para volver a los entierros o algún verano, son ahora chicos de veintitantos huyendo de un paro endémico que obliga a seguir siendo niño o mileurista. Todas, absolutamente todas estas vidas llevan gasolina diesel en el depósito y la necesidad de realizarse como personas, lo que en casa se les negó. A lo mejor me equivoco, por pocos creo, pero se ve en las caras de lo inmigrantes, como yo, me siento extraño diciendo esto, en el autobús de los viernes, en el ave de los domingos, volviendo o partiendo de casa, de la verdadera casa, en silencio, la melancolía de aquellos que se dejaban algo hace cincuenta años, aunque aquellos se dejaran mucho más.

martes, 2 de junio de 2009

Palabra de fútbol

Hay goles dudosos, fantasmas, de esos que se quedan en el aire y que no alcanza ni la televisión, pero lo que demostró Andrés Iniesta, albaceteño de Fuentealbilla, dirigiéndose en catalán a un estadio hasta la bandera el día después de ganar la Champions, es de esos golazos imparables para la estirada de cualquier portero. Un albaceteño hablando catalán es una de las imágenes del Barça hoy en día. En el fútbol, como en todas las patrias, la palabra es parte fundamental, el continente donde confluyen muchos de sus lugares comunes. El idioma construye esa patria y cualquier patria, aparte de lo locuaces que estemos cada uno para construir la de nuestro propio cuerpo. Al deporte del balompié junto al balón y al gol han acompañado siempre grandes teóricos que han ensalzado esa parte no musculada entre portería y portería. Los archiconocidos “fútbol es fútbol” o “se juega mejor con diez” emanan ese tufillo poético a literatura épica y de tintes heroicos. El Barça del triplete también, he de reconocerlo, aunque no me escuchareis muchas veces más repetirlo. Lo que trae a colación este tema es el Real Madrid, por supuesto. Ya sabíamos lo de Valdano, y casi casi lo de Pellegrini, pero fue una sorpresa lo de Pardeza. Quien haya escuchado hablar a Jorge Valdano, se puede estar de acuerdo con él o no, pensar que es un pedante o no, convendrá conmigo en que afina, lo intenta como un ejercicio poético, en cada palabra, al explicar el fútbol como ningún otro futbolista o exfutbolista, a mí me gusta escucharlo como a cualquier otra persona que merezca la pena escuchar. Manuel Pellegrini, chileno como Neruda, menos conocido, es de esos, según leo en los periódicos deportivos, que apuesta por la comunicación con el jugador y que éste se comunique con el balón y sus compañeros, y que el balón vaya de pie en pie hasta la red. Ya lo escucharemos hablar más detenidamente. Pero lo de Miguel Pardeza parece insuperable. El “ratoncito” es licenciado en Filología Hispánica y como vimos en Córdoba en la pasada edición de Cosmopoética ejerce de conferenciante, vino a dar una charla sobre fútbol y literatura. Comunicación, palabras, poesía, fútbol, pueden ser tan de la misma familia como comunicación, palabras, poesía, amor. No sé si Florentino habrá basado su proyecto en el idioma castellano o si habrá leído a Gamoneda o a Bolaño, nunca se lo podré preguntar, pero con la omisión de los resultados parece que algo ha cambiado. Tendremos que esperar a que comience el partido. Y que gane el Madrid.